domingo, 5 de diciembre de 2010

Filtro sensorial en trilogía de tamices: Recordar, exteriorizar, conectar







LUIS BARRAGAN
CASA ESTUDIO

   Luis Barragán fue un arquitecto mexicano, que nació en la ciudad de Guadalajara en 1902, allí mismo estudio y obtuvo los títulos de Ingeniero Civil y Arquitecto en el ano 1925.  Fue uno de los más destacados artistas-arquitectos del México contemporáneo; en 1980 es galardonado con el Premio Pritzker y finalmente muere en el año 1988.  
   Su casa-estudio construida en 1948, representa una de las obras arquitectónicas contemporáneas de mayor trascendencia en el contexto internacional, como lo ha reconocido la UNESCO al incluirla, en el año 2004, en su lista de Patrimonio Mundial.
   Barragán concibe al hombre como una unidad inseparable de cuerpo y espíritu, por lo cual construye su casa para satisfacer sus necesidades en ambos aspectos. Desde el exterior, la edificación nos manifiesta el propósito del arquitecto de crear un refugio para ese hombre cuerpo-espíritu a modo de fortaleza, rompiendo la conexión con el exterior. Esta intención también se manifiesta en la fachada, esa frontera masiva, que busca mimetizarse con el entorno, pasar desapercibida, mantenerse anónima.
  Este propósito de concentrar la atención hacia el interior, es muy evidente desde que se traspasa el umbral de la puerta y el panorama cambia completamente, se va pasando de lugares muy pequeños bañados de color y de luz tenue, a espacios más amplios y blancos, que acentúan determinadas visuales y que finalmente, nos llevan al desenlace de la obra: el amplio y salvaje jardín, en sentido horizontal, y la terraza únicamente abierta al cielo en sentido vertical.
    Es por esto que la casa-estudio de Barragán es un FILTRO SENSORIAL EN TRILOGIA DE TAMICES: RECORDAR, EXTERIORIZAR, CONECTAR. Porque en ella se nos plantea un recorrido que va filtrando todas las cargas que el hombre trae del exterior, para así llegar a develar su esencia y resaltar su espíritu; objetivo que se logra a medida que el hombre va pasando por estos tres tamices, el primero de ellos, RECORDAR, que busca despertar emociones retenidas en la memoria, en el pasado y así estimular los sentidos, para esto utiliza los espacios bajos pintados en colores intensos; luego se pasa al EXTERIORIZAR, que busca liberar al hombre de las cargas que trae del exterior, quedando así la esencia de su cuerpo-espíritu, para esto utiliza los espacios donde predomina el color blanco y donde aparecen las primeras referencias de la naturaleza; finalmente se pasa por el tamiz CONECTAR, que como su nombre lo indica, lleva al objetivo final de conectar al hombre consigo mismo, con otros y con Dios, utilizando para esto los espacios de naturaleza o abiertos hacia ella.
   Para lograr su propósito, el arquitecto se vale principalmente de tres artificios: la poética del color, que genera atmosferas diferentes en los espacios; el ritmo de espacios en cuanto a su dimensión, que va creciendo o decreciendo dependiendo el nivel de privacidad y meditación que se quiera; y finalmente, a modo de enlace, los espacios de transición angostos, ocultos, en cruces, a fin de generar misterio, sorpresa y expectativa ante el próximo ambiente que uno se va a encontrar.

GABRIELA MALDONADO

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